viernes, 3 de febrero de 2012

EL DOMINIO DE LOS PODEROSOS



En el evangelio de hoy, casi de repente, nos enteramos de que Herodes había matado a Juan Bautista. Así, en la cabeza del lector surge la pregunta: “¿Y qué hará con Jesús? ¿Tendrá el mismo destino?” Además, al hacer un balance de las opiniones de la gente y de Herodes sobre Jesús, Marcos plantea otra pregunta: “¿Quién es Jesús?” Esta última pregunta va creciendo a lo largo del evangelio hasta recibir la respuesta definitiva por boca del centurión a los pies de la Cruz: "¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!"
¿Quién es Jesús? El texto empieza exponiendo las opiniones de la gente y de Herodes sobre Jesús. Algunos asociaban a Jesús con Juan Bautista y con Elías. Otros lo identificaban como un Profeta, esto es, como alguien que hablaba en nombre de Dios, que tenía el valor de denunciar las injusticias de los poderosos y que sabía animar la esperanza de los pequeños. Las personas trataban de comprender a Jesús partiendo de las cosas que ellas mismas conocían, creían y esperaban. Trataban de enmarcarlo dentro de los criterios familiares del Antiguo Testamento con sus profecías y esperanzas, y de la Tradición de los Antiguos con sus leyes. Pero eran criterios insuficientes. Jesús no cabía allí dentro. ¡El era mayor!
¡Aniversario y banquete de fiesta, con danzas y orgías! Era el ambiente en que se fraguaban las alianzas. La fiesta contaba con la presencia “de los grandes de la corte, de los oficiales y de las personas importantes de Galilea”. Y éste es el ambiente en el que se trama el asesinato de Juan Bautista. Juan, el profeta, era una denuncia viva de este sistema corrompido. Por esto, fue eliminado bajo el pretexto de un problema de venganza personal. Todo esto revela la flaqueza moral de Herodes. Tanto poder acumulado en la mano de un hombre ¡sin control sobre si mismo! En el entusiasmo de la fiesta y del vino, Herodes hizo un juramento liviano a una joven bailarina. Supersticioso como era, pensaba que debía mantener este juramento. Para Herodes, la vida de los súbditos no valía nada. Disponía de ellos como disponía de la posición de las sillas en su sala. Marcos cuenta el hecho tal cual y deja a las comunidades la tarea de sacar conclusiones.
Como nosotros hoy hemos de sacar nuestras conclusiones a la luz de este pasaje evangelico.
¿Tu conoces casos de personas que han muerto víctimas de la corrupción y del dominio de los poderosos? Y en nuestra comunidad e iglesia, ¿hay víctimas de autoritarismo?

Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/

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