domingo, 31 de marzo de 2013

¡QUÉ SIGNIFICA QUE JESÚS HA RESUCITADO?



"¿Qué significa que Jesús ha resucitado? 
Significa que el amor de Dios 
es más fuerte que el mal y la muerte misma, 
significa que el amor de Dios 
puede transformar nuestras vidas 
y hacer florecer esas zonas de desierto 
que hay en nuestro corazón" Papa Francisco

¡RESUCITÓ! ¡CRISTO HA VENCIDO, ALELUYA!


¡Cristo ha vencido! ¡Aleluya!
Cristo resucitado ha vencido la muerte, ha vencido al pecado, ha vencido a Satanás. 
La victoria de Cristo por la resurrección es una victoria rotunda e irreversible. 
En Cristo, el hombre ha vencido definitivamente. He aquí el fundamento de la esperanza cristiana.
El pecado y la muerte ya no son la última palabra. 
La última palabra es la Vida, la vida plena, que sólo en Jesucristo podemos alcanzar.
Que el gozo de Cristo resucitado nos llene el corazón de alegría. 
¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!
De Colores!!

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

¡CRISTO VIVE, ALELUYA! FELIZ PASCUA

JESÚS RESUCITÓ ¡ALELUYA!



¡ESTE ES EL DÍA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR,
SEA NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRO GOZO!
¡¡¡MUY FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!

jueves, 28 de marzo de 2013

PORQUE CADA DÍA TE SIGO CRUCIFICANDO.. PERDÓN, SEÑOR


LA PASIÓN DE CRISTO.

La Pasión de Cristo no es sólo una pagina del pasado.
Es también una página del presente, en la que seguimos teniendo responsabilidad.
La Pasión de Cristo no ha terminado. Cristo sigo hoy sufriendo en el hombre hermano, con el que Jesús se ha identificado:

-Hoy sigue Cristo sufriendo la pasión cuando no sabemos acompañar a nuestros hermanos que sufren, que sienten angustia y se sienten solos, como hicieron los discípulos predilectos en el huerto de Getsemaní.

-Hoy sigue Cristo sufriendo la pasión cuando vendemos nuestra vida por treinta monedas de plata; cuando nuestro deseo de poseer nos lleva a hacer negocios no tan limpios y a no prestar a nuestros hermanos la ayuda que necesitan, cuando vendemos nuestros mejores ideales a causas que no merecen la pena.

-Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando buscamos en la violencia la solución de los problemas, como aquellos que aprendieron a Jesús con palos y espadas; cuando dejamos que cualquier tipo de violencia injusta se apodere de nuestro corazón; cuando no estamos convencidos de que "quien usa espada, a espada morirá".

-Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando acusamos injustamente a los hombres, como lo hicieron los lideres religiosos de Jerusalén y los falsos testigos; cuando no respetamos a los hombres y los acusamos sin verdad; cuando descalificamos injustamente a los que nos denuncian nuestro bienestar y nuestra comodidad.

-Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando le negamos por vergüenza y por cobardía. como hizo Pedro; cyuando nos dejamos arrastrar por el respeto humano y no confesamos con valentía y sinceridad nuestra fe; cuando no defendemos la causa de la justicia por miedo a los problemas y dificultades que en ello nos puede traer.

-Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando nos lavamos las manos como Pilato; cuando no vivimos comprometidos con la causa de los que sufren; cuando encogemos los hombros y no defendemos la verdad y la justicia, por miedo a las consecuencias que pueden seguirse.

-Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando nos dejamos arrastrar por las corrientes hoy es boga, como hicieron las turbas de Jerusalén; cuando somos uno más ddel montón, que condenamos a ciertos hombres porque todo el mundo lo hace así, sin ponderar lo que hay de verdad en esas condenas.

-Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando nos burlamos de los que sufren, de los marginados de la sociedad, como hicieron los soldados; cuando nos reímos del dolor ajeno, especialmente de los débiles.

No acusemos solamente a los judíos; démonos hoy un sentido golpe de pecho, porque todos nosotros seguimos siendo responsables de la pasión de Cristo, que aún no ha acabado.

No podemos encoger los hombros porque "a mi no me importa, no es mi vida, no es mi amigo, no es de mi familia".

"Somos nosotros los responsables de este mundo... Soy yo el responsable de este mundo".

(Tomado de los cinco minutos de oración en el hogar)

¡¡ D E  COLORES !!
 

JUEVES SANTO- INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA

VIVIR LA SEMANA SANTA SIGUIENDO A JESÚS ES...

CARIDAD- AMA A TU PRÓJIMO COMO JESÚS NOS AMA

JUEVES SANTO - ¿QUÉ HIZO JESÚS?

1ª AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA SOBRE SEMANA SANTA


Primera audiencia general del Papa Francisco, sobre Semana Santa

TEXTO COMPLETO: Primera audiencia general del Papa Francisco, sobre Semana Santa
VATICANO, 27 Mar. 13 / 09:36 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco presidió esta mañana la primera audiencia general de su pontificado y en ella exhortó a vivir profundamente la Semana Santa, alentando a seguir a Jesús, saliendo de uno mismo, para llegar a los más alejados de Él. A continuación el texto completo de la catequesis:
¡Hermanos y hermanas, buenos días!
Me alegra darles la bienvenida a mi primera Audiencia general. Con profunda gratitud y veneración tomo el ‘testigo’ de las manos de mi amado predecesorBenedicto XVI. Después de Pascua vamos a reanudar las catequesis del Año de la fe. Hoy quisiera detenerme sobre la Semana Santa. Con el Domingo de Ramos comenzamos esta Semana –centro de todo el Año Litúrgico– en la que acompañamos a Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección.
Pero ¿qué puede significar para nosotros vivir la Semana Santa? ¿Qué significa seguir a Jesús en su camino del Calvario hacia la Cruz y la Resurrección?
En su misión terrenal, Jesús recorrió las calles de Tierra Santa; llamó a doce personas simples para que permanecieran con Él, compartieran su camino y continuaran su misión; las eligió entre el pueblo lleno de fe en las promesas de Dios.
Habló a todos, sin distinción, a los grandes y a los humildes, al joven rico y a la pobre viuda, a los poderosos y a los débiles; trajo la misericordia y el perdón de Dios; curó, consoló, comprendió; dio esperanza; llevó a todos la presencia de Dios que se interesa de cada hombre y mujer, como hace un buen padre y una buena madre con cada uno de sus hijos. Dios no esperó a que fuéramos a Él, sino que es Él que se mueve hacia nosotros, sin cálculos, sin medidas. Dios es así: Él da siempre el primer paso, Él se mueve hacia nosotros.
Jesús vivió las realidades cotidianas de la gente más común: se conmovió delante de la multitud que parecía un rebaño sin pastor; lloró ante el sufrimiento de Marta y María por la muerte de su hermano Lázaro; llamó a un publicano como su discípulo; sufrió también la traición de un amigo.
En Él, Dios nos ha dado la certeza de que Él está con nosotros, en medio de nosotros. "Los zorros –ha dicho Jesús– tienen sus cuevas y las aves del cielosus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". (Mt 8:20). Jesús no tiene hogar, porque su casa es la gente, somos nosotros, su misión es abrir a todos las puertas de Dios, ser la presencia amorosa de Dios.
En la Semana Santa nosotros vivimos el culmen de este camino, de este plan de amor que recorre a través de toda la historia de la relación entre Dios y la humanidad. Jesús entra en Jerusalén para cumplir el paso final, en el que resume toda su existencia: se entrega totalmente, no se queda con nada para sí mismo, ni siquiera con su vida.
En la Última Cena, con sus amigos, comparte el pan y distribuye el cáliz "para nosotros". El Hijo de Dios se ofrece a nosotros, ofrece en nuestras manos su Cuerpo y su Sangre para estar siempre con nosotros, para habitar entre nosotros.
Y en el Huerto de los Olivos, al igual que en el juicio ante Pilatos, no opone resistencia, se da; es el Siervo sufriente ya anunciado por Isaías, que se despoja de sí mismo hasta la muerte (cf. Is 53:12).
Jesús no vive este amor que lleva al sacrificio de manera pasiva o como un destino fatal; desde luego no oculta su profunda perturbación humana frente a la muerte violenta, pero se entrega plenamente a la confianza del Padre.
Jesús se entregó voluntariamente a la muerte para corresponder al amor de Dios Padre, en perfecta unión con su voluntad, para demostrar su amor por nosotros. En la cruz, Jesús "me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gal 2:20). Cada uno de nosotros puede decir: me amó y se entregó a sí mismo por mí. Cada uno puede decir este "por mí".
¿Qué significa todo esto para nosotros? Significa que éste es también mi camino, el tuyo, nuestro camino. Vivir la Semana Santa, siguiendo a Jesús, no sólo con la conmoción del corazón; vivir la Semana Santa siguiendo a Jesús quiere decir aprender a salir de nosotros mismos –como dije el domingo pasado– para salir al encuentro de los demás, para ir hasta las periferias de la existencia, ser nosotros los primeros en movernos hacia nuestros hermanos y hermanas, especialmente los que están más alejados, los olvidados, los que están más necesitados de comprensión, de consuelo y de ayuda. ¡Hay tanta necesidad de llevar la presencia viva de Jesús misericordioso y lleno de amor!
Vivir la Semana Santa es entrar cada vez más en la lógica de Dios, en la lógica de la Cruz, que no es en primer lugar la del dolor y la muerte, sino la del amor y la de la entrega de sí mismo que da vida. Es entrar en la lógica del Evangelio. Seguir, acompañar a Cristo. Permanecer con Él requiere una "salir", salir.
Salir de sí mismos, de un modo de vivir la fe cansado y rutinario, de la tentación de ensimismarse en los propios esquemas que terminan por cerrar el horizonte de la acción creadora de Dios. Dios salió de sí mismo para venir en medio de nosotros, colocó su tienda entre nosotros para traer su misericordia que salva y da esperanza. También nosotros, si queremos seguirlo y permanecer con Él, no debemos contentarnos con permanecer en el recinto de las noventa y nueve ovejas, debemos "salir", buscar con Él a la oveja perdida, a la más lejana. Recuerden bien: salir de nosotros, como Jesús, como Dios salió de sí mismo en Jesús y Jesús salió de sí mismo para todos nosotros.
Alguien podría decirme: "Pero Padre no tengo tiempo", "tengo muchas cosas que hacer", "es difícil", "¿qué puedo hacer yo con mi poca fuerza, también con mi pecado, con tantas cosas?". A menudo nos conformamos con algunas oraciones, con una Misa dominical distraída e inconstante, con algún gesto de caridad, pero no tenemos esta valentía de "salir" para llevar a Cristo.
Somos un poco como San Pedro. Tan pronto como Jesús habla de la pasión, muerte y resurrección, de darse a sí mismo, de amor a los demás, el Apóstol lo lleva aparte y lo reprende. Lo que Jesús dice altera sus planes, le parece inaceptable, pone en dificultad las seguridades que él se había construido, su idea del Mesías.
Y Jesús mira a los discípulos y dirige a Pedro quizá una de las palabras más duras del Evangelio: "¡Retírate, vade retro, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres". (Mc 8:33). Dios piensa siempre con misericordia: no olviden esto. Dios piensa siempre con misericordia: ¡es el Padre misericordioso! Dios piensa como el padre que espera el regreso de su hijo y va a su encuentro, lo ve venir cuando todavía está muy lejos...
¿Esto qué significa? Que todos los días iba a ver si el hijo volvía a casa: éste es nuestro Padre misericordioso. Es la señal que lo esperaba de corazón en la terraza de su casa. Dios piensa como el samaritano que no pasa cerca del desventurado compadeciéndose o mirando hacia otra parte, sino socorriéndolo sin pedir nada a cambio; sin preguntar si era judío, si era pagano, si era samaritano, si era rico, si era pobre: no pide nada. No pide estas cosas, no pide nada. Va en su ayuda: así es Dios. Dios piensa como el pastor que da su vida para defender y salvar a las ovejas.
La Semana Santa es un tiempo de gracia que el Señor nos da para abrir las puertas de nuestros corazones, de nuestra vida, de nuestras parroquias –¡qué pena tantas parroquias cerradas! – de los movimientos, de las asociaciones, y "salir" al encuentro de los demás, acercarnos nosotros para llevar la luz y la alegría de nuestra fe ¡Salir siempre! Y hacer esto con amor y con la ternura de Dios, con respeto y paciencia, sabiendo que ponemos nuestras manos, nuestros pies, nuestro corazón, pero que es Dios quien los guía y hace fecundas todas nuestras acciones.
Les deseo a todos que vivan bien estos días siguiendo al Señor con valentía, llevando en nosotros mismos un rayo de su amor a todos los que encontremos.

miércoles, 27 de marzo de 2013

JESUCRISTO NOS AMÓ... HASTA EL EXTREMO

MIÉRCOLES SANTO- EL SANEDRÍN Y JUDAS

El Miércoles Santo es el día en que se reúne el Sanedrín, el tribunal religioso judío, para condenar a Jesús.

El Evangelio del Miércoles Santo continúa con la traición de Judas Iscariote en este caso en relato de San Mateo  26, 14-25-

NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE EL DE JESÚS

NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE EL DE JESÚS

NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE EL DE JESÚS

EN LA CRUZ ESTÁ LA VIDA...

MIÉRCOLES SANTO

QUÉ BELLO ES SER SANTOS... Y QUÉ BELLO SER PERDONADOS


En este Martes Santo, el Papa Francisco nos recuerda la necesidad de recibir el perdón de Dios.
Preparemos nuestro corazón para celebrar el Triduo Pascual con el sacramento de la Confesión.

MIÉRCOLES SANTO- ¿QUÉ HIZO JESÚS?

lunes, 25 de marzo de 2013

LUNES SANTO- ¿QUÉ HIZO JESÚS?

PIDE SU AUXILIO-Cuaresma

LUNES SANTO: LO MÁS VALIOSO PARA MÍ QUIERO ENTREGÁRTELO SEÑOR


LUNES SANTO.
"Lo más valioso para mi quiero entregártelo, Señor,
lavar tus pies en mi mejor perfume,
secarlos luego en mis cabellos".
María, gasta este perfume, guardado seguramente para su boda, para ungir los pies del Maestro. Los hermosos pies del mensajero que trae sobre los montes la salvación.
¿Estoy dispuesto/a a entregar a Jesús lo más valioso para mí?

NO ESTÉIS NUNCA TRISTES...

LLEVEMOS A TODOS LA ALEGRÍA DE LA FE Y EL AMOR DE DIOS.




Asi se vive el Domingo de Ramos en el Vaticano. El Papa Francisco nos recuerda que Jesús entró a Jerusalén para morir en la cruz.

El Papa dijo en su homilía: "No sean nunca hombres, mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca se dejen vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; de saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles".

domingo, 24 de marzo de 2013

ABRIR EL CORAZÓN A LAS VIVENCIAS DE ESTA SEMANA SANTA QUE HOY COMIENZA



Termina la Cuaresma y comienza la Semana Santa con este domingo, a la vez Domingo de Ramos y Domingo de Pasión, como gozne. Los ramos nos sitúan ante aquella entrada más o menos triunfal de Jesús en Jerusalén. Estamos de fiesta. Pero sin solución de continuidad las lecturas de la misa nos traen el relato de la Pasión de Jesús. Y lo hacen terminar no en la resurrección sino en el enterramiento de un Jesús derrotado y abandonado por todos menos por dos mujeres, María Magdalena y la “otra María” y por un grupo de soldados que los sumos sacerdotes y los fariseos se encargan de poner allí para asegurarse de que nadie irá a robar el cadáver. Y después el silencio. Nada más. 
Pero por en medio tenemos el relato detallado de las últimas horas de Jesús. Comentarlo en toda su extensión y con todos los detalles nos llevaría demasiado. La invitación es a leerlo personalmente, a hacer esa lectura orante en un rato de silencio, a dejar que del corazón broten los sentimientos al acompañar a Jesús en esa vía dolorosa que lo lleva desde la última cena hasta el momento de su muerte en la cruz. 

No obstante quizá convendría resaltar algunos puntos para hacer hincapié en ellos en nuestra oración:
La institución de la Eucaristía se hace en el contexto de la despedida de Jesús. Jesús y los discípulos han comido juntos muchas veces. Pero ésta tiene un significado especial. Marca la entrega de la vida de Jesús por nosotros. El pan y el vino son alimento para nuestro camino como Jesús mismo se hace alimento para nosotros. 
Los discípulos no tienen muy claro el momento que están viviendo. En el huerto de los Olivos se duermen sin problema. No se dan cuenta de que el espíritu es decidido pero la carne es débil. Mientras tanto Jesús vive realmente su pasión, experimenta el abandono de los suyos y la soledad. La traición de Judas no hará más que confirmar ese abandono. Ante él sólo tiene el cáliz que le ofrece el Padre. Al final, se reafirma en su compromiso: “Hágase tu voluntad.”
• En el juicio ante las autoridades judías experimenta hasta el fondo lo que puede ser la injusticia de los hombres que actúan basados sólo en sus intereses. Jesús está ya condenado de antemano. Sólo se trata de buscar excusas y razones que justifiquen la decisión previamente tomada. Lo de Pilato no necesita comentario. Como tantos gobernantes, se guía por los sondeos de opinión y no por la búsqueda de la justicia. 
• Ya hemos aludido al abandono. En el momento de la detención todos los discípulos, los mismos que se habían dormido plácidamente, huyeron y lo abandonaron. Apenas Pedro es capaz de seguirlo de lejos. Pero cuando se le encara la última criada del palacio, niega sin rubor su pertenencia al grupo de Jesús. Él no sabe nada, no conoce nada. Él sólo pasaba por allí por casualidad. Hasta tres veces niega conocer a Jesús. Sus lágrimas de arrepentimiento, cuando oye cantar al gallo, no tapan los hechos: cobarde y traidor. No mucho mejor que Judas, por cierto. Y luego fue el primer papa, según la tradición. 
Los soldados se lo pasaron bien un rato con Jesús. El deporte de aprovecharse de los más débiles, de reírse de ellos, está muy extendido. A todos los niveles de la sociedad. Seguro que todos hemos participado en él alguna vez. No es peor lo que hicieron los soldados. Estaban aburridos y les pusieron a Jesús para divertirse con él. 
En la cruz se mantiene el abandono. La gente que lo ve se burla de él. Y hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban. Pero Jesús se mantiene fiel hasta el final. Siente el dolor del abandono pero sigue refiriéndose a su Padre en sus palabras. 
El momento de la muerte no necesita comentario. Sólo un tiempo de silencio. Y mirar, si nos atrevemos, de frente al crucificado. Y sentir el dolor de Jesús y el dolor del mundo, el dolor acumulado de tantos inocentes y de tantas injusticias. Y aguantar firme la esperanza en el Padre. Como Jesús.

Ya sólo queda abrir el corazón a las vivencias de esta Semana Santa que hoy comienza. Asumir el dolor del mundo en todas sus formas y sabernos comprometidos con Dios hasta el final por el Reino, por la reconciliación, por la vida, por la justicia. Hasta dejarnos la vida en ello. Como Jesús. En la esperanza de que el Dios de la Vida no nos defraudará. 

Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/

DOMINGO DE RAMOS

FRANCISCO Y BENEDICTO JUNTOS EN ORACIÓN

sábado, 23 de marzo de 2013

NO TRATES DE ACOMODAR LAS PALABRAS DE DIOS A TU VIDA...

Una foto de JESUS LO ES TODO.

¡QUÉ SIGNIFICA EN NUESTRAS VIDAS EL DOMINGO DE RAMOS?

¿QUÉ ES EL DOMINGO DE RAMOS?


¿Qué es el domingo de Ramos?

El Domingo de Ramos se celebra la entrada solemne de Jesús en Jerusalén y el relato de su pasión y su muerte en la cruz, antes de entrar en la Semana Santa, que prepara la resurrección del Señor.

 SOURCE

© Dominique LECOURT / CIRIC

1. El Día de Ramos es simbólicamente la “puerta de entrada” en la que los cristianos se preparan para entrar en la Semana Santa y, por tanto, para dirigirse a la Pascua. Todavía hoy, como en tiempos de Jesús, la bendición de las palmas atrae a multitudes.

Cada año, el Evangelio de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén le da todo su sentido a la bendición de las palmas. Revivimos los momentos en los que la multitud acoge a Jesús en la ciudad de David, “ciudad símbolo de la humanidad” (Juan Pablo II), como un rey, como el Mesías esperado desde hacía varios siglos. Aclaman a Jesús a las voces “Bendito el que viene en nombre del Señor” y “Hosanna” (en hebreo, esto significa literalmente “¡Salva, pues!”, y se ha convertido en una exclamación de triunfo pero también de alegría y de confianza).

Jesús es un Rey pero un Rey de paz, de humildad y de amor. Sobre un asno, una montura modesta, un animal de carga, el Señor se presenta a la multitud. Zacarías había anunciado (9,9): “He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna”.

La gente tendía sus mantos a su paso, lo cubría de palmas, como relata Mateo en su Evangelio: “La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino” (Mt 21,8).

Todavía hoy, la bendición de las palmas atrae a multitudes, con un público a veces poco habitual seducido por estas palmas y ramas de olivo (o de boj, o de laurel, según los países) que se pueden conservar en casa hasta el año siguiente. Símbolo de vida y de resurrección, el ramo es portador de bien, más que de buena suerte. Se coloca en las casas o adorna los crucifijos: hace entrar a Jesús resucitado en nuestras casas.

Estos ramos que se toman en las manos para aclamar la cruz de Cristo se colocan también a veces sobre las tumbas y entonces adquieren un significado funerario. No es sólo para honrar la memoria de un ser querido, sino también para manifestar la propia esperanza de ver renovar y florecer la propia fe en la resurrección de Jesucristo, y en la de nuestros muertos.

Normalmente, las parroquias organizan una procesión tras la bendición de los ramos, antes de la misa. En las grandes ciudades, la asamblea puede reunir hasta varios miles de personas, como en Notre-Dame de París, donde el rito de la apertura de las puertas de la catedral siempre es impresionante. Los fieles entran después en la iglesia, detrás del sacerdote, lo cual significa que acompañan a Cristo Rey hacia su pasión.

2. Diversos testimonios revelan que Jerusalén ya celebraba en el siglo IV la entrada triunfal de Jesús en la ciudad. Una peregrina llamada Egeria, que recorrió Tierra Santa en el año 380, da testimonio de ello en un manuscrito hallado en 1884. Desde Jerusalén, la procesión se extiende al mundo entero…

Egeria, o Eteria, nos describe la procesión que, del Monte de los Olivos al Santo Sepulcro, celebra la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén:

“Y ya, cuando comienza a ser la hora undécima (17h), se lee aquel pasaje del Evangelio, cuando los niños con ramos y palmas salieron al encuentro del Señor diciendo: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. A continuación se levanta el obispo y todo el pueblo, se va a pie desde lo alto del Monte de los Olivos, marchando delante con himnos y antífonas, respondiendo siempre: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”.

En su testimonio, Egeria insiste en la gran participación de niños en esta procesión: “Todos los niños que hay por aquellos lugares, incluso los que no saben andar por su corta edad, van sobre los hombros de sus padres, llevando ramos, unos de palmas, y otros, ramas de olivo”.

Desde Jerusalén, la procesión se extiende a todo Oriente y hace del domingo inaugural de la Semana Santa el Domingo de Ramos. Desde principios del siglo VII, llega a Hispania y probablemente a la Galia (certificada en el siglo IX) y después se desarrolla ampliamente en todo el imperio carolingio.

En Roma, en el siglo V, sólo se leía la Pasión. A principios del siglo XII, cuando los usos franco-germánicos penetran en Roma (tras su propia decadencia litúrgica), la Procesión de las Palmas se menciona en los libros romanos.

3. La celebración excepcional que propone la Iglesia católica el Domingo de Ramos remite a varios textos del Antiguo y del Nuevo Testamento que hacen entrar progresivamente al creyente en la celebración del “Misterio pascual de Jesucristo”.

Durante la misa, las distintas lecturas y el Evangelio de la Pasión (sobre los sufrimientos y suplicios que precedieron y acompañaron a la muerte de Cristo) introducen al creyente en la Semana Santa y en sus distintas etapas, a la luz de la Pascua.

Primero el profeta Isaías enseña que el Siervo de Dios acepta sus sufrimientos: “Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos. Pues que Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no quedaría avergonzado” (Is 50, 6-7).

Después san Pablo explica que Jesús, Cristo y Señor, de condición divina, no ha retenido el rango que le igualaba a Dios, “sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo … por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre” (Fil 2, 6-11).

Entre estas dos lecturas, se intercala el Salmo 22 que el Señor rezó en la cruz y que es una interrogación profunda sobre el Misterio de su abandono:

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Todos los que me ven de mí se mofan,
tuercen los labios, menean la cabeza:
«Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre,
que le salve, puesto que le ama!»
(···)

Pero esta llamada desesperada no queda sin respuesta porque el salmo termina así:

¡Mas tú, Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda,
Anunciaré tu nombre a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré!
«Los que a Yahveh teméis, dadle alabanza.

Además el relato de la Pasión se hace a varias voces: la voz del sacerdote encarna al personaje de Jesús. Jesús sabe que su triunfo ha provocado la envidia y el furor de los sacerdotes, que han decidido matarlo. Durante la última cena con sus discípulos (la Cena), instituye la Eucaristía: hace ofrenda de su cuerpo y de su sangre como “verdadera” comida y “verdadera” bebida que dan la Vida eterna, anticipando así a través de este gesto el sentido profundo de su próximo sacrificio, su muerte en la cruz: “Tomad, este es mi cuerpo... Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos”, relata el evangelio de Marcos.

Después Jesús lleva a sus discípulos al Monte de los Olivos y les advierte de lo que va a soportar. Ellos le prometen su apoyo incondicional. Pero en medio de la noche, en el huerto de Getsemaní, Jesús es abandonado por estos mismos discípulos, que sucumben al sueño. Él les había recomendado, sin embargo, que esperaran y velaran durante el tiempo que él rezara a su Padre un poco más lejos, después de haberles explicado que su “alma está triste hasta el punto de morir”.

Entonces Judas, uno de los doce apóstoles, llega para traicionarlo y entregarlo a las autoridades judías. Poco después, Pedro, atemorizado, niega conocer a Jesús confirmando lo que este último le había anunciado antes: «Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces”. Juzgado escuetamente, Jesús es crucificado por los romanos. En camino a su resurrección, se rebaja a lo más bajo. Tras los cantos de alegría que le han acogido, son gritos e insultos los que le acompañan cuando, llevando su cruz, sale de Jerusalén.

4. Desde 1985, el Domingo de Ramos las diócesis están invitadas a organizar su Jornada Mundial de la Juventud, que representa una etapa hacia las JMJ internacionales (Madrid, Río, …), una iniciativa querida por Juan Pablo II, impresionado por el entusiasmo de los jóvenes por encontrarse, compartir y rezar juntos.

Los jóvenes son muy sensibles a esta celebración gracias al impulso dado, en 1984, por Juan Pablo II la víspera del Domingo de Ramos. Aquel año, la Iglesia celebraba el Año Santo de la redención, 1950 años después de la Pasión de Cristo. El papa que, como se sabe siempre estaba muy cercano a los jóvenes, quiso marcar ese año jubilar con su presencia entre ellos y les invitó a un Jubileo internacional de la juventud, en la plaza de San Pedro, en Roma.

Emocionado por la llegada de centenares de miles de jóvenes, Juan Pablo II declaró: “¡Qué espectáculo extraordinario veros hoy aquí reunidos! ¿Quién ha dicho que los jóvenes de hoy han perdido el sentido de los valores? ¿Es verdad que no se pueda contar con ellos?”.

A finales de ese año, Juan Pablo II confirió a los jóvenes cristianos de todo el mundo, como símbolo de su fe, una gran cruz sencilla constituida por dos planchas de madera. Esta cruz se ha convertido ahora en el símbolo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El encuentro de 1984 tuvo tanto éxito que se repitió al año siguiente, con ocasión del Año Internacional de la Juventud proclamado por la ONU. El éxito será entonces mayor (300.000 jóvenes presentes) y a finales de año, Juan Pablo II anuncia la creación de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebraría cada año en las diócesis, el Domingo de Ramos.

¿Por qué el Domingo de Ramos? “La respuesta os la habéis dado vosotros mismos, con vuestra venida a Roma de estos últimos años”, declaró el mismo papa en 1988, en su homilía de la misa del Domingo de Ramos. Y añadió: “Vosotros vais a buscar a Jesús en el centro de su misterio, y el centro del misterio de Cristo es la muerte y la resurrección”.

Fuentes :
La Semaine Sainte, n°41, La Maison-Dieu.
La liturgie du Mystère Pascal, n°68, La Maison-Dieu.
La Iglesia en oración. Introducción a la liturgia, A.G. Martimort, Desclée y otros autores.
Celebrar a Jesucristo. La Cuaresma, Adrien Nocent, Editorial Sal Terrae.
Demeurez en ma parole, Méditations et prières, Collectif, Cerf
L'entrée du Christ à Jérusalem, XXXIV, Communio, Revue catholique internationale, 2009.
Théo, 1989, Encyclopédie catholique, Droguet-Ardant / Fayard.
La Liturgia de las Horas.
Prions en Eglise, Abril 2012.
Misal Romano.
 http://www.aleteia.org/es/religion/q&a/que-es-el-domingo-de-ramos-563002

PREPARÁNDONOS PARA LA SEMANA MÁS IMPORTANTE

¿TIENES PROBLEMAS? VE AL SANTÍSIMO

SÁBANA SANTA

ESTE DOMINGO COMIENZA LA SEMANA MÁS INTENSA DEL AÑO

Este Domingo es Domingo de Ramos. Preparemos nuestros corazones para vivir la Semana Santa y encontrarnos con el Señor que se entrega hasta la cruz por amor a todos nosotros.

PREGUNTA- Cuaresma

lunes, 18 de marzo de 2013

19 MARZO, SAN JOSÉ

SAN JOSÉ, RUEGA POR NOSOTROS


La devoción a San José se fundamenta en que este hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra.  Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros), ya nos hablan de San José.  Según San Callistus, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.
San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.
En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen  en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada.  Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".
En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m. 1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429).  Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad.  En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.
San Bernardino de Siena  "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.
Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX.  El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.
Santa Teresa de Jesús   "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Isabel de la Cruz, monja carmelita, comenta sobre Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado."
"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devocion..." -Sta. Teresa.
San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.
Bibliografía: Souvay, Charles L., Saint Joseph, Catholic Encyclopedia,   Encyclopedia Press, Inc. 1913.
Foto: San José con el niño Jesús; Convento de las Visitantinas, Ciudad del Este, Paraguay. /- Padre Jordi Rivero.